Road trip por los Balcanes (Parte I)
Zagreb |
El primer día cogimos el vuelo Sevilla-Bolonia, allí habíamos reservado un coche para los siete días con intención de dejarlo en el mismo aeropuerto a la vuelta. El viaje no empezó con buen pie ya que cuando llegamos no nos dieron el coche porque decían que nuestra tarjeta de crédito era "electrónica" y no valía. A día de hoy sigo sin entender muy bien qué significa esto, pero fue la lección más valiosa que aprendí en el viaje: para futuras aventuras necesito otra tarjeta "no electrónica" para alquilar coches. Finalmente una de las compañías nos la aceptó aunque claro, esto supuso perder los 70€ que había dado de depósito a la otra compañía (aprovecho para deciros que jamás de los jamases reservéis nada con BeneluxCar) y pagar 400€ por otro nuevo coche. "La broma del viaje" lo vamos a llamar.
Por suerte todo lo malo que nos pasó en el viaje se quedó en el aeropuerto de Bolonia ya que a partir de entonces todo salió a pedir de boca. Os cuento mi experiencia:
Zadar |
Una vez que tuvimos el coche, que por cierto nos lo dieron sin radio (menos mal que en iphone llevaba musiquita) partimos rumbo Zagreb, uno de los pasajes más largos que nos esperaban. Llegamos al anochecer y ya teníamos nuestra reserva hecha en un bonito hostel con habitación privada, no estaba en el centro pero tenía aparcamiento gratuito y se tardaba andando al centro como unos veinte minutos. La recepcionista nos recomendó un restaurante cercano, justo en frente del hotel había una fábrica de cerveza y nos comentó que en ese restaurante cocinaban con la cerveza de la fábrica, así que no lo dudamos y fue una primera comida croata excepcional, carne de la tierra cocinada con cerveza también de la tierra, cenamos en la terraza cerrada del restaurante que tenía arboles y plantas, por la hora estábamos solos y el clima era fresco y agradable, todo lo malo había pasado y lo bueno estaba empezando.
Callejuela de Split |
A la mañana siguiente visitamos Zagreb, ciudad de la que no sabía nada y me sorprendió gratamente, muy europea, la ciudad menos "croata" de Croacia pero preciosa y con bonitas zonas verdes y un rollo muy desenfadado que me encantó mezclado con edificios monumentales y museos muy muy interesantes. Por la tarde pusimos rumbo al parque nacional de Plitvice, uno de los lugares que más ilusión me hacía conocer en este viaje, había visto fotos del sitio en internet en varios sites de viajes como uno de esos lugares que no parecen reales y no nos decepcionó. Plitvice realmente parece un cuento de hadas, jamás he visto unas aguas tan claras, unas cataratas tan bellas ni unos bosques tan verdes, todo lo que os cuente es poco. No había demasiada gente a la hora a la que fuimos (media tarde) y paseando por allí me sentía en otro mundo. (Próximamente escribiré un post sobre el parque adjuntando algunas fotos, aunque mi cámara es una compacta que obviamente no hace justicia al lugar).
Por la noche llegamos a Zadar, una ciudad preciosa divida en dos zonas, la nueva y la antigua (dentro de la muralla). Fue la primera toma de contacto con estas ciudades costeras croatas tan atractivas, llenas de mármoles blancos y de pequeñas iglesias prerománicas muy bien conservadas. Zadar es además una zona vacacional con un gran puerto donde veranea gente de pasta.
Igualmente el alojamiento (una pequeña habitación con baño) ya estaba reservado, el viaje estaba muy limitado de tiempo así que previamente reservé todos los alojamientos, para tener un planning claro de lo que debíamos hacer. Tras una ducha rápida salimos a cenar, recuerdo estar cenando cómica típica, unos arroces negros riquísimos con cerveza croata y a la vez quedándonos dormidos, simplemente no podíamos más.
Split |
La mañana siguiente estuvimos visitando tranquilamente Zadar ya que la noche anterior prácticamente no habíamos visto nada, es una ciudad pequeña y dedicamos dos o tres horas a visitar lo más destacado y algunas iglesias preciosas además del famoso órgano de mar, que suena por el choque de las olas. Después pusimos rumbo a Split.
En Split no íbamos a hacer noche, llegamos sobre la una y aparcamos cerca de la ciudadela o Palacio de Diocleciano, antes de entrar nos encontramos con un mercadillo de antigüedades bastante chulo, pero empezó a lloviznar y decidimos buscar algún sitio para comer. Comimos arroz con verduras y pescado, espectacular, y nos fuimos a visitar el palacio. Es uno de los monumentos más grandes y curiosos que he visto. Al ser una ciudadela con viviendas dentro, algunos pequeños negocios y a la vez iglesias, ruinas, columnas, todo muy bien conservado desde el s.III...increíble. Desgraciadamente está muy turistizado y había mucha gente. El palacio se ve entero en una hora más o menos, cuando nos dimos cuenta de que ya habíamos visto todo dos veces y estábamos dando vueltas en círculos y empezó a diluviar pensamos que era el momento de marcharse.
Dentro de poco la segunda parte...
Comentarios