Noches de Verano


En las típicas urbanizaciones de playa, quedábamos siempre en una casetilla de madera que tenía dos bancos y servía durante la mañana de inmobiliaria, cuando en la playa todo el mundo se peleaba por comprar casas, que ahora en su mayoría tienen grandes carteles negros y naranjas con las palabras “se vende” o “ se alquila”.
Serían las 9 o las 10, lo bueno del verano es que en la playa siempre te dejaban quedarte hasta tarde, en realidad ahora lo recuerdo y pienso que nos divertíamos con nada, nos íbamos a la playa a hablar de tonterías y a mirar las estrellas, cargados con chucherías, y cuando fuimos creciendo a veces con tinto, pero eran las menos, jugábamos al duro, a la botella y esas cosas, que aún eran inocentes,,,aunque dejarían pronto de serlo.
Yo estaba totalmente colada por Sergio, uno de mis amigos de la pandilla, ese año había habido problemas y la gran pandilla se habia dividido en dos, yo acababa de llegar y me quedé en el de mi mejor amiga, apenas llegué a conocer a los otros, sólo con el paso del tiempo llegué a hacerme muy amiga de algunos.
En nuestro grupo había menos gente, pero estoy aún segura de que era el mejor grupo, y allí conocí ese verano al que sigue siendo hoy mi mejor amigo, quién iba a decir que una noche a finales de los noventa conocería a alguien tan importante en mi vida.
En fin, como digo, yo llevaba allí poco tiempo, pero encajé bien y pronto hice muchos amigos, había más niños que niñas como siempre, además Celia y yo siempre nos habiamos llevado mejor con los niños hasta entonces, Sergio pasaba de mi, esa es la verdad aunque creo que por aquellos entonces yo no me quería dar cuenta de lo evidente.
Después de estar en la playa inflando un condón de fresa para ver como era y como sabia y chupetearlo un poco entre todos nos fuimos para arriba, Carlos y yo nos sentamos en la acera a hablar mientras Celia y Sergio se besaban, y yo sentía como si diez gnomos me estuvieran dando patadas dentro del estómago.
Recuerdo que esa noche dormí con Celia, y lloré sin que ella se diera cuenta, era una niña, y él me gustaba, pero a ella tambien le gustaba, y siempe he sabido aceptar las cosas y he sido justa, aunque tuviera doce años, se lo había llevado ella y yo no me iba a enfadar por eso, unas veces se gana y otras se pierde y eso pasa a todas las edades.
De cualquier manera se estuvieron besando un mes más, luego acabó el verano, las dos volvimos a nuestra ciudad, las dos nos olvidamos de él y nos enamoramos de otros.
¡Cúanto no gustaba escuchar pop patético mientras nos tirábamos en la cama las dos a lamentarnos por nuestros amores no correspondidos! Lo había borrado de mi mente hasta hoy y ahora recordándolo sonrío.
Hoy me llamó Sergio, ahora lo veo muy poco y en verano apenas viene a la playa, pero todavía somos amigos, quedamos para tomar café y charlamos, a veces me visita y sigue tan guapo como siempre.
Celia sigue siendo de mis mejores amigas aun con el paso del tiempo, es genial, esta muy ennoviada y se va a casar dentro de poco.
Carlos también es de mis mejores amigos, hablamos a diario, sigue sin novia, fisicamente ha cambiado mucho pero por lo demás sigue siendo igual que siempre y el pilar del grupo de la playa, el que lo sostiene y al que siempre voy a querer.
Ahora todos trabajamos, tenemos parejas o no, en verano algunos aparecen y otros no, pero creo que las cosas no han cambiado tanto como parece, muchas noches de verano nos vamos a la playa y charlamos, bebemos, recordamos viejos tiempo, hablamos de amores del pasado y miramos las estrellas.
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Comentarios

Susana ha dicho que…
Uy, yo sigo escuchando pop patético y dejé hace tiempo la adolescencia¡¡¡ Me gusta mucho como combinas las entradas más personales con las otras. Mola. Un beso.
LolaRubio ha dicho que…
jajaja si yo creo que lo de la música en un momento u otro todos lo hacemos ya de adultos xD

muchas gracias susana! espero que me sigas visitando! ;)

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